La finca y el entorno han sido como esperábamos, un lugar soleado, con encanto y mucha paz. Y teniendo tan cerca Doñana y sus enclaves, hemos disfrutado muchísimo con excursiones al parque, a los preciosos pueblos colindantes y también días de playa en Matalascañas, a media hora de la casa. Y sin olvidar la visita a la aldea de El Rocío, maravilloso pueblo a la vera de Doñana, que nos ha sorprendido mucho con su cultura del caballo y sus calles, tan particulares. Lo hemos disfrutado de veras y lo recomendamos vivamente.